lunes, 2 de mayo de 2011

Mayo llegó.

Años. Siempre tenemos que medir las cosas,
ponerles nombre, ordenar todo para luego no 
ser ordenados y violar nuestras propias reglas.


En fin, el Mayo de mi infancia lo recuerdo de fiesta, festivales y cumpleaños. Luego, cuando crecí y quitaron los puentes vacacionales Mayo continuó siendo divertido, musical y cumpleañero. El año pasado, Mayo agachó la cabeza entró a su casa, apagó la música y lloró tanto que se olvidó de mi cumpleaños.


Mayo llegó. No se que esperar, pero a la vez siento que no me interesa. Quedamos tan heridos y nos lastimamos tanto que pasamos de ser compadres de fiesta a insoportables compañeros de camino que no se hablan.


Ya va para un año que te fuiste amigo.
Un parámetro que sin importar cuánto 
se incremente nunca borrará lo herido 
de un corazón con las manos atadas de 
dolor e impotencia.



Querido Mayo:
Hola. Quiero saber si podemos comenzar de nuevo. Mucho gusto.